jueves, 6 de diciembre de 2012


INFANCIA Y FLORES DE BACH


La infancia es una etapa sumamente difícil y llena de cambios, tanto para el niño como para los padres. Es importante ubicar los acontecimientos más significativos y relevantes de esta etapa para poder, de alguna manera, ayudar tanto a los niños como a los padres, a enfrentarlas con más conciencia y bienestar. Las flores de Bach ofrecen un apoyo natural e inocuo para estas etapas.



Es importante resaltar que las flores ayudan a sacar las virtudes que necesitan, ya sea los padres o los niños, pero no van a modificar la esencia de ninguno de ellos. Un error común en los padres es pretender 
amoldar la personalidad de sus hijos a su gusto usando las flores de Bach, “quisiera que mi hijo/a fuera …”.
 Las esencias florales no hacen milagros ni tienen ese fin. No sustituyen el valor que el ejemplo y la combinación de firmeza y dulzura tienen en su educación. Sólo corrigen un desequilibrio y contribuyen a que el niño encuentre la mejor versión de sí mismo, pero no pondrán nada que no esté dentro de sus capacidades de aprendizaje y evolución. Hay que tener una expectativa adecuada y realista porque no van a transformarse a nuestro gusto, ¡afortunadamente!


Es difícil para un niño manejarse con sus heridas emocionales, no tienen muchos recursos para hacerlo y todo les da de pleno.Quizás por ello son especialmente receptivos a las flores de Bach y responden rápidamente a sus efectos. Ponen menos barreras que los mayores, sus mentes son simples, sus sentimientos directos y claros, no se oscurecen con la duda. Cuando demos flores de Bach a los niños deberíamos explicarles a los más pequeños que esas gotas tienen un cierto toque mágico, quizás algo de magia de estrellas.
Este es un lenguaje que nosotros olvidamos hace tiempo pero que ellos todavía tienen presente y comprenden de un modo intuitivo, con el corazón más que con la cabeza.


Los remedios florales de Bach son 100% seguros y naturales para los niños. Aquellos con síntomas agudos, como miedo a determinada situación circunstancial, celos por el nacimiento de un hermanito, comienzo de la guardería , colegio, cambio de domicilio etc., reaccionan a los remedios florales en muy poco tiempo.
En caso de situaciones crónicas como, por ejemplo, síntomas psicosomáticos, el tratamiento debe ser a más largo plazo e incluir por lo menos a uno de los padres, para romper el círculo vicioso seguramente creado a partir de los síntomas durante un espacio de tiempo más prolongado.
Para indicar las flores a niños pequeños hay que dar preferencia a la observación de la conducta. Sea a través de la madre, de una persona que está con él o del terapeuta. ¿Cómo juega?, ¿se fastidia cuando no puede armar un juego como lo desea?, ¿pierde el interés con facilidad?, ¿lo tira todo?, ¿llora y busca refugio en alguien?, ¿pide ayuda para lograr lo que se propone?, ¿es paciente, cuidadoso?, ¿es muy sensible?, ¿es posesivo, comparte su juego?, ¿es independiente o muy dependiente?. Este tipo de preguntas nos van guiando hacia donde va el niño, y qué formula podemos preparar. Las flores de Bach no remplazan a los medicamentos, pero sí ayudan a estabilizar las emociones que desequilibran a los niños. Cabe recordar que la medicina alopática y la natural son dos caminos tan distintos que uno no puede remplazar al otro, sino que se complementan.
Nunca debemos olvidar que es el método lo que sana. “Una niña pequeña ha decidido pintar una casa para el cumpleaños de su mamá, en su pequeña mente ya conoce todos los detalles de la casa, solo le falta ponerla sobre el papel lo mejor que puede. Ha dado forma a su idea de lo que es una casa. Es una obra de arte pues es suya, cada trazo lo ha hecho por amor a su madre, cada ventana, cada puerta, han sido colocadas con la convicción de que debían de estar ahí. Incluso si parece disparatado es la casa más perfecta que ha pintado; es todo un éxito, la pequeña ha puesto en ella todo su corazón y su alma, todo su ser.

Si alguien interfiere en ese proceso, corrigiendo o intentando dirigir el diseño, el resultado en la niña sería una pérdida completa de interés por su trabajo; puede enojarse, irritarse, sentirse infeliz, empezar a odiar el dibujo y quizá romperlo. El dibujo final puede ser una casa reconocible para nosotros pero no es la casa de la niña. Para ella es imperfecta, y es un fracaso. Es la interpretación de los pensamientos de otra persona, no los de la niña. Esto es el fracaso y la infelicidad temporales: y esto es lo que sucede cuando permitimos a otros que interfieran con nuestro propósito en la vida e implanten en nuestras mentes la duda, el temor o la indiferencia” Edward Bach.

“La felicidad significa vivir nuestra vida y seguir fieles a nuestras convicciones. Hacer lo que otras personas nos dicen que hagamos, o vivir y trabajar de acuerdo con los deseos de otro, significa que vivimos su vida, no la nuestra, y al igual que la niña que perdió el interés por su dibujo, la vida puede volverse sombría y falta de interés, y como resultado nuestra salud y felicidad se resienten.”

 “La paternidad es un deber sagrado, temporal en su carácter, no comprende nada que no sea servicio y no hay obligación de retorno por parte del joven. Ya que debe de ser libre de desarrollarse a su manera y preparase todo lo posible para cumplir el mismo oficio unos pocos años más tarde. Los padres deberían guardarse particularmente contra cualquier deseo de moldear la joven personalidad de acuerdo a sus propias ideas o deseos. …..Y cualquier deseo de controlar o conformar a la joven vida por motivos personales es una forma terrible de codicia que no deberá ser consentida nunca, porque si arraiga en el joven padre o madre, con los años se convertirán en auténticos tiranos.” Edward Bach. 


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